domingo, 16 de enero de 2011

Dios te despoja de aquello que te hace cautivo y que te resta fe en su amor

Un hombre que alcanza la unión con Dios y llega hasta la santidad es un hombre que recibió a Cristo hasta el fin como único amor.
Hay dos categorías de personas creyentes: aquellas que acumulan méritos, y aquellas que simplemente tratan de amar. Y amar no solamente significa dar, sino en un mayor grado recibir, recibir el amor de la otra persona. Amar a Dios significa recibir su amor, su celoso amor por ti, un amor celoso y lleno de locura, que desea protegerte de todo lo que puede ser un peligro para tu libertad y tu fe.
El Señor ardió con un amor celoso por ti. Ese amor es el tormento de Dios, es el hambre que Dios siente por ti, que eres su hijo, su propiedad. El luchará por ti. Su celoso amor a veces será difícil, porque tú a veces te escaparás de entre sus manos e irás hacia el abismo, con frecuencia sin saberlo. Y a veces Dios tendrá que sacudirte, tendrá que darte gracias "difíciles", pero lo hará para salvarte, para que al fin te abandones a él; al amor celoso de Dios.

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