sábado, 15 de enero de 2011

Tú creces en proporción a la pobreza de tu espíritu. Tadeusz dajczer

Si en lo que concierne a tus posibilidades naturales te sientes fuerte, tu fe no se puede desarrollar ni profundizar. De ahí que debas sentirte débil, que debas convencerte de que hay cosas que no puedes. Esta será una llamada a la fe. Tu debilidad, tu impotencia y tu incapacidad se convertirán en una especie de fisura por la que se irá filtrando la gracia de la fe hasta tu corazón.Dios, a través de nuestras heridas, nos otorga la gracia de la profundización de la fe.
 Dios tiene que permitir tantas heridas para que te sientas débil, y con esa debilidad te abras a la gracia.
Si alguna vez te sientes especialmente dolido, no olvides que este es un dolor bendito, que hace sitio para la gracia en tu blindaje de adulto y honesto. Todo es una oportunidad que se te ofrece para que profundices tu fe. Tu debilidad hace que a través de la fe pueda vivir en ti el poder de Dios. Dios, al acercarse a ti, tiene que hacerte más débil para que lo necesites, y para que al creer y al confiar en él, cada vez busques más su apoyo. Tiene que empequeñecerte , porque eres demasiado grande y las heridas empequeñecen. De ahí que toda herida sea para ti una oportunidad de irte convirtiendo en el niño del evangelio (cf Mt 18,3 ). A veces hacen falta muchas heridas para hacerse niño, para avanzar por el "pequeño camino".

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